No puedo creer que ya haya pasado más de un año desde que nos mandaron a casa. Nunca imaginamos que pasaría tanto tiempo y si, aquí seguimos.
Han pasado tantas cosas en este tiempo, al principio todo fue novedad, pensamos que iba a durar un par de semanas, a lo más un mes y todo iba a regresar a la normalidad. Empezamos con muchas ganas, siguiendo rutinas, trabando en línea (trabajo en una escuela), de hecho el trabajo fue mucho más fuerte pues no fue sencillo acomodarnos al modo en línea, tener a niños de 3 a 6 años conectados es tarea difícil, apoyar a las misses que tenían dificultades para conectarse, y continuar haciendo todo el trabajo administrativo, en fin terminó el año escolar y lo logramos, tanto en casa como en la escuela.

Paso el verano no tan divertido, encerrados pero buscando la manera de ocuparnos, mi hija de 14 en ese entonces preocupada pues como iba a celebrar sus 15 años, esperanzada en ver a una o dos amigas para pasar el día… un adolescente sin poder ir a fiestas, ni ver amigos, ni salir a pasear.
Pasando los meses todo fue siendo más difícil, el regreso a la «normalidad» se veía cada vez más lejos, aunque es verdad que logré unirme más con mis hijos, pero tanto tiempo juntos también empezamos a sentir que necesitamos nuestro espacio. Hemos tenido días en que todo es quieto y cada quien se queda en su cuarto. También aprendí que dar los talleres para padres en línea, aunque no se compara con los presenciales, estuvo bien, hemos tenido oportunidad de tener participantes que viven fuera del país y eso a sido muy enriquecedor.
La verdad pensé que la llevábamos bien después de cumplir el año, días buenos, días no tan buenos, la rutina, el trabajo, la escuela. Empezaron las vacunas, no nos hemos enfermado, mis papás (que ya son mayores) están sanos y vacunados.
Todo iba bien hasta que recibí mi vacuna, fue como cuando abres una olla express caliente y explota, al parecer el encierro si me ha afectado y ha hecho que salgan a relucir cosas que ya venía cargando, me sentí muuuy mal y por supuesto le eché la culpa a la vacuna, me la pusieron y al instante casi se me sale el corazón, me sentía mareada, temblorosa, solo quería regresar a mi casa, pasé el día y me sentí mejor, fui a trabajar y todo en orden, dos días después empecé con taquicardia, mareada y yo seguía insistiendo que fue la vacuna, después de una semana sintiéndome mal un día si y un día no, se me prendió el foco y me acordé que por la pandemia dejé de hacer mis chequeos rutinarios (tengo hipotiroidismo desde hace muchos años) y estaba segura que mi tiroides estaba mal otra vez, me hice los estudios y efectivamente, saqué cita con la doctora y con psicóloga y pues claro que no fue la vacuna, entre tiroides (cuando tienes problemas de tiroides se ve afectado tu estado de ánimo) y mis emociones reprimidas, me dio un ataque de pánico, el primero en mi vida.
Había sentido ansiedad, soy nerviosita y controladora, pero nunca había sentido un ataque así, en fin, me sentí mejor pero no al cien, todavía sentía taquicardia y miedo a todo, no era normal y no entendía que pasaba, regresé a la doctora y resulta que pues con la edad uno llega a la menopausia y por falta de información no sabía que la ansiedad y los miedos puede deberse a este cambio, solo había escuchado de los bochornos, así que ahora inicie una terapia hormonal, psicológica, de tiroides… y aún seguimos medio encerrados.
Será que si no hubiera pasado esto estaría donde estoy ahora, no sé, lo que si se es que me estoy cuidando y entendiendo más acerca de la ansiedad, la menopausia y la importancia (que ya la sabía pero al parecer no la practicaba tanto) de la salud mental.
Lo más importante que he aprendido es a buscar ayuda, a platicar, a decir lo que siento, no estamos solos y se vale no estar bien todo el tiempo, se vale estar triste, enojado, desesperado igual que estar feliz, emocionado…
Tener una salud mental sana no significa estar felices todo el tiempo, se trata de aprender a sentir y a manejar lo que estamos sintiendo.
Estoy segura que al igual que yo muchas personas la han estado pasando muy mal, seguro mucho peor que yo, lo importante es que sepan que no están solos, que busquen ayuda, vamos a estar bien.
Marytere Soto