Últimamente he estado reflexionando mucho sobre porque nadie ayuda en la casa, la hora de la comida es agradable, nuestra convivencia es muy rica, y por arte de magia cuando toca lavar los platos todos desaparecen. Lo que normalmente sucede es que me quejo, regaño a todos, pero finalmente lo termino haciendo yo, o a veces simplemente lo asumo y lo hago.

A veces es más fácil quejarse y hacerlo, que tomarse el tiempo de involucrar a los demás y permitir que cooperen en las tareas del hogar. Solitos nos justificamos pensando «que me cuesta hacerlo» o pobreteamos a nuestros hijos: «pobre, está cansado», «pobre, está chiquito», «pobre, cuando sea grande lo hará». Y se nos olvida que no solo se trata de hacernos la vida más fácil o de que alguien más lave los platos porque a mi no me gusta, si no de permitir que mi hijo se haga responsable e independiente.
Diferentes estudios demuestran que los niños que realizan tareas en la casa, se convierten en adultos felices, responsables y cooperadores, en resumen se vuelven adultos exitosos.
No importa si barren o tienden la cama, cuando lo niños realizan tareas dentro de la casa les permite sentirse capaces y los hace sentir que son parte del equipo.
Lo que nos toca como papás es:
- Involucrarlos desde pequeños
- Tomarnos el tiempo de enseñarles a hacer las tareas
- Confiar en ellos (mandarles el mensaje que son capaces de hacerlo)
- No hacer cosas por ellos que sabemos que pueden hacer solos
El que los niños se involucren en las tareas del hogar le va a permitir desarrollar habilidades importantes que va a necesitar en su vida de adulto, así que en vez de pobretearlos mejor vamos a asignarle tareas de acuerdo a sus edades.
Evita dar recompensas materiales por estas tareas, la intención es que se vuelvan responsables. Si vas a dar una recompensa que sea por un trabajo extra o especial que no sea parte de las tareas que debe cumplir.
Somos padres aprendiendo a ser padres.

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